
- Una relación beneficiosa con la tecnología implica un equilibrio sano entre el uso de la tecnología (en Internet y sin conexión) y otras actividades de ocio y pasatiempos (incluido el ejercicio físico). Dicho equilibrio puede variar en función de cada niño, ya que depende de su uso de la tecnología y de Internet.
- La cantidad de tiempo que un niño pasa diariamente frente a una pantalla puede ser motivo de preocupación para padres y tutores. Pero hay que reconocer que ese tiempo no es tan importante como la calidad de las actividades en las que participa. Las actividades que requieren comunicación, resolución de problemas y creatividad aportan más que las actividades pasivas (por ejemplo, ver vídeos).
- Varias investigaciones sugieren que el uso de la tecnología poco antes de acostarse puede afectar a la calidad del sueño. Según varios estudios, la luz azul emitida por las pantallas de los dispositivos afecta a los ciclos de sueño. Otros estudios explican que utilizar la tecnología poco antes de acostarse y tener dispositivos en el dormitorio puede ser demasiado estimulante y también puede afectar al sueño. Los dispositivos que envían notificaciones frecuentes pueden animar al niño a utilizarlo, incluso por la noche.
- Un uso poco sano de la tecnología provoca síntomas físicos como fatiga ocular o enrojecimiento de los ojos, dolor de cabeza, dolor de espalda, rigidez de cuello o cambios de humor. Algunos estudios indican que el uso poco saludable de la tecnología también puede estar asociado a una mala alimentación.

Consejos:
- Pregunta a tus alumnos cómo creen que la tecnología logra que estén conectados constantemente. Pueden surgir temas como las notificaciones de aplicaciones y juegos, recompensas, ofertas por tiempo limitado, u otras presiones, como el deseo de conectarse o mantenerse en contacto con los amigos, la obsesión con aplicaciones o juegos específicos y el deseo de utilizarlos con frecuencia. Pídeles que compartan consejos o estrategias que consideren útiles para gestionar su relación con la tecnología.
- Comentad las disparidades en el tiempo de pantalla, pero también el hecho de que las actividades que facilitan el desarrollo de habilidades aportan más que las actividades pasivas. Ayuda a tus alumnos a identificar las actividades que les gustan y que son más beneficiosas y por qué. Mantén la conversación equilibrada: siempre hay tiempo para actividades pasivas, como ver vídeos. Estas actividades también tienen valor: la clave es disfrutarlas con moderación.
- Pídeles que expliquen cómo pueden saber que no están usando la tecnología de forma sana. Pueden tener en cuenta aspectos como los síntomas físicos (dolor de cabeza, fatiga ocular, pulgares doloridos por el juego, falta de sueño, etc.), su estado de ánimo (humor y comportamiento), así como las señales externas (relaciones con los seres queridos, capacidad para trabajar en la escuela o en casa, implicación en actividades recreativas y aficiones que no están relacionadas con la tecnología). Pídeles que imaginen y compartan estrategias que puedan contribuir a reequilibrar algunos de los problemas.
- Subraya la importancia de dormir bien para el crecimiento y el desarrollo. Habla del uso de la tecnología poco antes de acostarse y pídeles que busquen diferentes formas de relajarse antes de ir a dormir. Una posibilidad es usar la tecnología de forma positiva como parte de una rutina de relajación, como dejar de hacer actividades tecnológicas una hora antes de acostarse pero seguir utilizando un dispositivo para escuchar música tranquila, o utilizar las funciones de calendario o alarma de un dispositivo para saber cuánto tiempo queda antes de apagarlo.
- Al fomentar la diversidad de actividades, aficiones e intereses se puede ayudar a los alumnos a equilibrar su tiempo con tecnología y sin ella.
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