Las cosas que hacemos y decimos en Internet pueden afectar de distinta manera a los demás. Si has hecho algo que ha molestado a un amigo, tienes que disculparte, aunque haya sido un accidente.
A veces, para resolver un problema con un amigo, es mejor hablarlo cara a cara que por Internet. En Internet es más difícil entender cómo reacciona una persona cuando dices o haces algo y los mensajes que envías a veces pueden malinterpretarse.